jueves, abril 18, 2024
Tecnología

Emprendimiento científico, clave para el desarrollo económico

Andrea Cecilia Sánchez Náñez, emprendedora de 23 años de edad  que ha desarrollado proyectos de innovación que involucran el uso de energías alternas para mitigar la contaminación del agua, contribuir al aprovechamiento de alimentos y brindar soluciones a problemas de salud pública; asegura que el camino hacia el desarrollo económico de México se encuentra encausado hacia el apoyo y elaboración de proyectos de ciencia y tecnología que representen emprendimiento.

“Deseo incentivar a jóvenes y estudiantes para que realicen este tipo de iniciativas con proyectos de ciencia y tecnología que a la vez representen emprendimiento. Esto incrementaría el número de empresas y, por ende, el desarrollo económico de México”.

Originaria de Zacatecas y recién titulada de la carrera en ingeniería en innovación y desarrollo con acentuación en energías alternas y sostenibilidad por parte del Tecnológico de Monterrey, campus Monterrey, Andrea Sánchez forma parte del equipo de creadores de un dispositivo médico portátil para la detección de enfermedades como la influenza estacional y H1N1.

Sánchez Náñez expresa que cada una de sus experiencias de emprendimiento ha sido un aprendizaje constante que le permite incrementar los resultados en su trayecto.

“No ha sido un camino fácil, pues he tenido miedo muchas veces, pero como mi mamá me ha dicho: ‘Todo está detrás del miedo’, he aprendido que a veces se trata de vencer ese primer miedo para dar un paso y seguir avanzando. Por eso es necesario atreverse y abrir las puertas a otras personas para ayudarnos y avanzar todos juntos en el desarrollo, es necesario apoyarnos”, agrega.

Durante su formación académica también ha contribuido en diversos proyectos en México, Corea y Estados Unidos.

Energías alternas
Andrea Sánchez ingresó al Tecnológico con la visión de hacer investigación en energías renovables; obtuvo una beca por parte del Consejo Zacatecano de Ciencia, Tecnología e Innovación (Cozcyt) enfocada en el desarrollo estratégico de energías renovables, con el compromiso de participar en proyectos en el consejo referido.

“Conforme avancé en mi carrera aprendí que las energías renovables se deben adaptar a un sistema no solamente ambiental sino económico y social. Esto incrementó mi interés en formarme en otros aspectos como la comercialización, sostenibilidad de recursos y ciudades inteligentes”.

En el octavo semestre de su carrera, Andrea hizo un intercambio académico al Departamento de Ciencia e Ingeniería Ambiental de la Universidad de Kyung Hee, en Corea del Sur.

“Esta experiencia la disfruté bastante porque es muy diferente la perspectiva que tiene un país como Corea en cuanto al aprovechamiento de sus recursos naturales; por ejemplo, ellos tienen muy limitado el recurso del agua, por lo que día a día se esmeran en desarrollar tecnología para el cuidado y manejo de aguas residuales. Es importante aprender sobre la velocidad de desarrollo en otros países, porque, por ejemplo, aunque en México también tenemos mucha tecnología, en Corea el radio de patentes por habitantes es diez veces mayor”.

Tecnología agrícola
En 2015, Andrea Sánchez Náñez desarrolló junto con tres de sus compañeros del Tecnológico un sistema deshidratador de fruta con secado solar, llamado Crop3 (cosecha al cubo). El primer prototipo de este proyecto ganó el primer lugar en la convocatoria 2.9 del Instituto Nacional del Emprendedor (Inadem) 2015-2016.

El proyecto fue desarrollado en conjunto a sus compañeros Sofía Romero, Ismael García y Fernanda Marbán, entonces estudiantes de ingeniería en innovación y desarrollo con enfoques multidisciplinarios en ingeniería mecánica, industrial y energías alternas. El dispositivo es capaz de secar, procesar y combinar la fruta con químicos orgánicos no dañinos para que pueda ser preservada por más tiempo.

“Esta máquina fue hecha con la idea de dar solución al problema de desperdicio de alimentos, así como al manejo no sostenible de la producción por parte de los agricultores cuando su mercancía no es consumida en las centrales de abastos”.

Dispositivo portátil para detección de enfermedades
En la búsqueda de resolver un problema de salud, en 2016 Andrea Sánchez, en colaboración con Lucía Romo, de ingeniería biomédica, y Jorge Garza, de ingeniería en biotecnología, del Tecnológico, campus Monterrey, comenzó el emprendimiento de un dispositivo médico portátil para la detección de enfermedades como la influenza estacionaria y H1N1.

“Se trata de un dispositivo mecánico y biológico de un tamaño accesible para ser trasladado (11 x 11 x 2 centímetros) que, luego de obtener una muestra de sangre, indica si el paciente tiene alguno de estos dos tipos de influenza. Los resultados son obtenidos de manera económica y rápida, además de que no ocupa baterías ni una conexión a la electricidad”.

Andrea Sánchez explicó que mientras que en un laboratorio esta prueba se estima con un precio de entre 800 y mil pesos, con este dispositivo, llamado DE-NEX, el costo sería de 190 pesos.

“Aunque en un laboratorio realizar esta prueba tiene un grado de certeza de entre 97 y 99 por ciento, el usuario tiene que esperar cerca de dos días para obtener sus resultados. Este dispositivo permitirá obtener sus resultados en dos horas y la literatura muestra que tiene un grado de efectividad entre 96 y 98 por ciento”.

Este proyecto obtuvo el primer lugar en el Premio Frisa ITESM 2016, competencia interna entre los alumnos del sistema tecnológico. También obtuvo un reconocimiento en el evento Southwest by Southwest (SWSX), en Austin, Texas, Estados Unidos, en donde el equipo tuvo su primer ofrecimiento por parte de una aceleradora de negocios estadounidense. “Estamos trabajando en la parte técnica para conseguir la patente y consolidar la empresa, ya que buscamos que este dispositivo tenga aplicación principalmente en México y otros países emergentes”.

Proyectos de tecnología fina y energía
Luego de finalizar la carrera universitaria, en enero de 2017 Andrea Sánchez fue una de los quince jóvenes mexicanos seleccionados por la Secretaría de Estado de la Embajada de los Estados Unidos para impulsar el desarrollo sostenible en el ámbito de la tecnología fina y energía.

“De mil 500 solicitantes solo quedamos 15 jóvenes mexicanos que fuimos a San Francisco a participar en emprendimientos de empresas del sector energético de Silicon Valley. Estas empresas están relacionadas con México en términos de inversión, con intención de vincularse o ya con operaciones vigentes en nuestro país. La idea es que como jóvenes participemos desde nuestra perspectiva sobre lo que está sucediendo en el ámbito energético”.

Con información de la Agencia Informativa Conacyt

 

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