La industria pecuaria trabaja para reducir el efecto negativo de la Covid-19

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  • En México, se están sacrificando 370 mil porcinos a la semana.

Ciudad de México, junio de 2020.- A raíz de la contingencia sanitaria, el sistema alimentario se puso a prueba para asegurar el abasto de proteína animal. Por ahora, las interrupciones en el sector pecuario mexicano han sido mínimas y se han reforzado las medidas de higiene y seguridad para garantizar la continuidad en la cadena de producción sin poner en riesgo la salud de los colaboradores.

En la serie de webinars organizados por el Consejo Nacional de Fabricantes de Alimentos Balanceados y de la Nutrición Animal, A.C. (CONAFAB), Arturo Calderón Ruanova, Presidente Ejecutivo de la Unión Nacional de Avicultores (UNA) y Víctor Manuel Ochoa, Director General de Granjas Carroll de México, subrayaron que si bien no se tiene una proyección del efecto de la pandemia en el sector, ambas industrias trabajan para mitigarlo.

Por ejemplo, la porcicultura mexicana ha registrado un buen desempeño económico desde hace más de 6 años y en el marco del USMCA (United States-Mexico-Canada Agreement, por sus siglas en inglés) se logró un incremento de 5-6% en la población de cerdos. Desde 2011 presentan un alza en la producción nacional de carne de 43%, cifra superior al desempeño de la economía del país; sin embargo, en términos de importaciones, durante el mismo periodo estas aumentaron 146%.

Lo anterior, refleja que en México la población prefiere la carne de cerdo. El consumo per cápita es de casi 20 kilos; por tanto, es el momento de empujar la producción nacional y aunque se requieran de importaciones también se puedan aprovechar las oportunidades de abastecer al mercado exterior.

Por su parte, “la avicultura mexicana ha reportado un crecimiento en los últimos años por arriba del crecimiento poblacional y de la media del Producto Interno Bruto (PIB), nuestro país es el primer consumidor de huevo en el mundo, con 23.3kg., a nivel per cápita y en carne de pollo el consumo alcanza los 33kg., lo que refleja que es un sector de bienestar para las familias mexicanas”, declaró Arturo Calderón Ruanova, Presidente Ejecutivo de la Unión Nacional de Avicultores.

Actualmente, en las granjas y oficinas involucradas en la industria se han implementado diversas estrategias para no interrumpir sus procesos productivos: tecnologías, dobles equipos y nuevos protocolos sanitarios para operar eficientemente. La nueva normalidad podría resultar en una mayor ingesta de carne una vez que las personas puedan salir de nuevo de sus hogares, ya que buscarán volver a los hábitos alimenticios previos a la pandemia. Por tal motivo, se deberán hacer ajustes basados en la valoración de la nueva demanda y también, a consecuencia de una baja de ingresos o el desempleo.

Al ser el pollo y el huevo una proteína de gran accesibilidad, se estima que podrían convertirse en los alimentos que resguarden los hábitos de consumo que se tienen actualmente en la carne de cerdo y res, en caso de un fuerte impacto en los ingresos de las familias mexicanas.

La nutrición y salud animal de estas especies, es uno de los factores clave para garantizar la seguridad alimentaria y progreso de la industria, ya que contribuye a la salud humana al proporcionar proteína de calidad para su consumo cotidiano.

Al respecto, Genaro Bernal, Director General de CONAFAB comenta: “Toda la cadena trabaja con normalidad y no hemos registrado contagios que afecten los procesos de producción, a través de capacitación y concientización al personal involucrado. La industria del alimento balanceado refuerza sus medidas de bioseguridad para continuar llevando proteína animal a las mesas mexicanas”.

Los directivos enfatizan que sus pronósticos son reservados y no sé sabe si podrán mantener el crecimiento promedio que han logrado en los últimos años.