
Por Renato Campos, analista de Squared Financial
Este miércoles se arranca con la mirada puesta en dos frentes que sacuden los mercados: la inflación en México y la escalada de tensiones comerciales entre Estados Unidos y China.
En el plano local, se publica el reporte de inflación correspondiente a marzo. El índice anualizado cierra en 3.8%, consolidando la tendencia de precios por encima del objetivo del 3% del Banco de México (Banxico). Aunque elevada, esta cifra no es especialmente alarmante dentro del contexto de mercados emergentes, lo que mantiene abierta la puerta a futuros recortes en la tasa de interés real. El mercado anticipa que Banxico continuará con un tono más flexible en los próximos meses.
Sin embargo, los datos inflacionarios pasan a segundo plano frente a la presión global: la guerra comercial vuelve a acaparar los reflectores. Este martes, el presidente Trump confirmó aranceles del 104% sobre productos chinos, un anuncio que sacudió a Wall Street. Tras un repunte inicial de hasta 3%, los principales índices se desplomaron: el Dow Jones cayó 0.84%, el S&P 500 perdió 1.57% arrastrado por las tecnológicas, y el Nasdaq 100 retrocedió 1.95%.
El dólar se debilita ante el creciente riesgo de recesión en Estados Unidos. Los rendimientos de los bonos del Tesoro superan el 4.2% mientras la Reserva Federal mantiene cautela. El mercado ya descuenta hasta cinco recortes en la tasa de referencia durante este año.
En respuesta a los nuevos aranceles, China amenaza con medidas recíprocas. El euro se fortalece frente al dólar (EUR/USD al alza), y dentro del Banco Central Europeo crece el apoyo a un recorte de tasas en abril para enfrentar el nuevo escenario económico.
El oro, por su parte, brilla nuevamente como refugio. Subió más de 2% tras el anuncio arancelario, impulsado por el miedo al riesgo y la expectativa de tasas más bajas. Con el metal rebotando desde los $3,000 dólares, se reafirma como cobertura ante un entorno global más incierto.
En resumen, la inflación en México sigue dando señales de persistencia, pero el verdadero riesgo viene de fuera. La guerra comercial no solo golpea a los mercados globales, también pone presión sobre emergentes como México, que navegan entre mantener la estabilidad interna y adaptarse a un entorno global cada vez más volátil.
