Romper las barreras de la cadena de suministro definirá a los próximos gigantes industriales

Con el aumento de la inversión industrial en EE. UU., las empresas necesitan estrategias colaborativas más inteligentes para establecer su liderazgo industrial, afirma Rob McGreevy, director de producto de AVEVA.

Cerca de 3 billones de dólares están fluyendo hacia las industrias estadounidenses, pero ¿cuánto de esa inversión se perderá debido a operaciones ineficientes?  A medida que más empresas invierten en la manufactura en EE.UU., será necesario crear nuevas cadenas de valor que consideren los riesgos de la cadena de suministro a corto plazo y, al mismo tiempo, impulsen una transformación económica sostenible a largo plazo.

Sin embargo, seguir haciendo negocios como siempre ya no es —ni puede ser— una opción viable. Prácticamente todos los aspectos de las operaciones industriales están siendo transformados por la inteligencia artificial (IA), pero su impacto depende de contar con cadenas de valor integradas. O, como me gusta llamarlo, colaboración radical.

Esto es Gestión 101: las decisiones dependen de la información. Sin una visión clara y completa de los datos empresariales de extremo a extremo, se tomarán decisiones menos acertadas.

La fortaleza de la IA reside en su capacidad para procesar grandes volúmenes de datos a gran escala y casi en tiempo real. Sin embargo, su rendimiento está limitado por los datos disponibles.

Por eso, las empresas están rompiendo los límites comerciales convencionales para compartir lo que se reconoce como uno de nuestros recursos más valiosos, utilizando plataformas abiertas y agnósticas. Y, a diferencia de otros recursos más tradicionales (como el petróleo), los datos se vuelven más valiosos cuanto más se comparten.

En lugar de acapararlos, recopilar y poner los datos a disposición de los socios comerciales, junto con los conocimientos obtenidos gracias a la IA, genera beneficios para todos los actores a lo largo de la cadena de valor.

El costo de actuar en solitario

El mayor riesgo al compartir datos es la resistencia al cambio y a la tecnología. Pero ¿por qué es tan importante compartir datos?

Primero, están los incentivos financieros. Las empresas modernas a menudo funcionan dentro de ecosistemas, comunidades de participantes diversos que generan valor mediante modelos colaborativos y competitivos. Investigaciones académicas recientes confirman estos «efectos sinérgicos«. Con nuevos arreglos colaborativos llegan nuevas soluciones tecnológicas, mejoras en ingresos y procesos de producción más limpios, digitalizados y eficientes. La innovación conjunta en respuesta a las condiciones del mercado en evolución se vuelve más sencilla.

En términos numéricos, compartir datos con socios -como proveedores y distribuidores- puede aumentar los ingresos hasta 9% y reducir costos anuales en 11%, según Capgemini. McKinsey confirma otros beneficios: la implementación exitosa de la gestión de la cadena de suministro habilitada por IA reduce los costos logísticos en 15% mientras mejora los niveles de servicio hasta en 65%, en comparación con competidores más lentos.

En segundo lugar, está la resiliencia de la red. Las empresas con ecosistemas maduros de datos industriales reducen la exposición al riesgo al permitir múltiples rutas de comunicación redundantes y monitoreo en tiempo real a través de sistemas interconectados. Compartir datos operativos permite anticipar y detectar posibles problemas, minimizando tiempos de inactividad, de modo que si una parte del sistema se ve afectada, rutas alternativas mantienen operaciones críticas.

Más allá de los beneficios financieros y operativos, los ecosistemas de datos también contribuyen a iniciativas de sostenibilidad. Sin asociaciones para compartir datos, las empresas corren el riesgo de tener puntos ciegos en la cadena de suministro, especialmente en el seguimiento de emisiones de los proveedores.

Una hoja de ruta impulsada por datos para aprovechar la ventaja del ecosistema

A medida que entramos en lo que el economista y profesor de Stanford Erik Brynjolfsson llama la Segunda Era de las Máquinas, nos enfrentamos a una nueva etapa caracterizada por un crecimiento exponencial de la innovación digital, que está transformando las industrias y redefiniendo la manera en que vivimos y trabajamos.

Como él mismo señala, cada vez que surge una nueva tecnología, es necesario repensar cómo funciona la economía. Las tecnologías basadas en datos, como la inteligencia artificial, serán centrales para nuestro futuro.

Durante décadas, los líderes industriales han definido el éxito como un juego de suma cero: proteger los datos, defender los silos y excluir a la competencia. Pero esa mentalidad ahora es una desventaja. Sin inteligencia en la cadena de suministro potenciada por IA y un intercambio radical de datos, la relocalización solo replicará viejas ineficiencias en un nuevo terreno.

Los grandes titanes industriales del futuro no serán los más ruidosos, sino los más conectados.