Cocodrilo de Rodrigo Cacho pone en juego la emoción y la razón

¿Qué es lo que pesa más al tomar cualquier tipo de decisión: lo emocional o lo racional? ¿Cómo son nuestras reacciones ante lo desconocido, lo familiar, lo inquietante? ¿De qué manera intervienen ante ciertas circunstancias? Estas son algunas de las preguntas que surgen en la exposición Cocodrilo de Rodrigo Cacho, un recorrido en el que cada pieza pide interpelar al espectador.Cocodrilo de Rodrigo Cacho es, entonces, una exposición inteligente, bien construida, metódicamente pensada para valorar, de todas las piezas que vemos, en cuál de esos polos (emoción y razón) nos inclinamos ante ellas. La cita es la calle Colima 338, en la Colonia Roma de la Ciudad de México y es presentada por The Black Piglet, una plataforma en línea de difusión y venta de arte contemporáneo; y Ginocchio Galería, fundada en 1986 por su dueño y aún director Alfredo Ginocchio. Desde sus inicios, ha tenido el compromiso de representar artistas de toda Latinoamérica a través de distintas plataformas en el continente, creando así un circuito de intercambio.¿Qué es lo que pesa más al tomar cualquier tipo de decisión: lo emocional o lo racional? ¿Cómo son nuestras reacciones ante lo desconocido, lo familiar, lo inquietante? ¿De qué manera intervienen ante ciertas circunstancias? Estas son algunas de las preguntas que surgen en la exposición Cocodrilo de Rodrigo Cacho, un recorrido en el que cada pieza pide interpelar al espectador.

Rodrigo Cacho (Metepec, 1993), artista conocido por su producción fotográfica, sus instalaciones escultóricas a gran escala y su mobiliario escultórico, pone en juego nuestra capacidad de reacción al mirar, por ejemplo, a alguien aparentemente de cabeza sobre un bote metálico gigante, nos invita a responder sinceramente o no a la pregunta si nos gustaría tener una cita con nosotros mismos o, de manera lúdica y con mucho sentido del humor, nos pregunta en “Cautiverio” si queremos ser responsables de un inflable que representa a un cocodrilo, reptil por el que el artista siente una gran predilección. En esta pieza, dice, algunas personas han aceptado tomarse fotos con esos inflables en la playa, en una regadera, o con extrañeza han rechazado la proposición.

Y es que el artista nutre su obra con la opinión de los demás, con sus reacciones. A veces pregunta no solo a gente cercana sino a personas que acaba de conocer qué es lo que piensan sobre aquello que está creando en el momento, porque para Cacho las obras son colaborativas, ya que le importa la participación de la audiencia en su obra. El artista no busca provocar sancaktepe escort şile escort ümraniye escort проститутки бишкека gebze escort kurtköy escort kaynarca escort anadolu yakası escort gebze escort halkalı escort mecidiyeköy escort tuzla escort bağlama büyüsü sensaciones efectistas con sus piezas en Cocodrilo, sino que busca que el público vaya más allá y reaccione, ya sea con la duda, con la risa, con la empatía o con el rechazo.

De aquí se deriva un tema recurrente en Rodrigo: el interés por el funcionamiento del cerebro humano, es especial el desmantelamiento del mito del modelo del cerebro reptiliano, también conocido como cerebro triuno, idea propuesta en los años setenta por el médico y neurocientífico Paul McLean en el cual hay una división de tres estructuras, cada una de las cuales realiza tareas diferentes. Estas estructuras son el neocórtex, el sistema límbico y el famoso complejo reptiliano, donde se encuentran los ganglios basales, el tronco del encéfalo y el cerebelo. Según McLean, del complejo reptiliano provienen los impulsos y las reacciones instintivas.

Aunque en la actualidad el postulado de McLean ha sido descartado por los neurocientíficos, lo que es cierto es que la toma de decisiones de nuestro cerebro es un tejido que involucra múltiples partes en el que los procesos emocionales son parte de nuestras acciones en general. Por ello, a veces tienen más peso nuestras emociones y en otras el uso de la razón.

Cocodrilo de Rodrigo Cacho es, entonces, una exposición inteligente, bien construida, metódicamente pensada para valorar, de todas las piezas que vemos, en cuál de esos polos (emoción y razón) nos inclinamos ante ellas.

La cita es la calle Colima 338, en la Colonia Roma de la Ciudad de México y es presentada por The Black Piglet, una plataforma en línea de difusión y venta de arte contemporáneo; y Ginocchio Galería, fundada en 1986 por su dueño y aún director Alfredo Ginocchio. Desde sus inicios, ha tenido el compromiso de representar artistas de toda Latinoamérica a través de distintas plataformas en el continente, creando así un circuito de intercambio.

La exposición estará abierta hasta el 11 de diciembre, ¡pon a prueba tu emotividad y tu raciocinio y déjate sorprender por estas piezas sobresalientes!

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