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México se ubica muy por debajo del promedio de la OCDE en penetración de los seguros en el mercado internacional.La principal causa es la falta de una cultura de la prevención y programas mandatorios con orientación social, que permita ver a los seguros como una inversión y no como un gasto.El costo de no estar asegurado ante un siniestro puede afectar la estabilidad económica de un individuo o de un negocio. Ciudad de México, octubre de 2019 – De acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE) el sector asegurador representa el 2.3% del Producto Interno Bruto (PIB) en México. Si comparamos con otros países, el nuestro se encuentra muy por debajo de los demás. Basta ver naciones como Luxemburgo con 38.8% o Irlanda con 13.6%, pero incluso está muy por debajo del promedio de la misma OCDE, el cual es de 8.9%. Lo anterior nos indica que los seguros aún no han penetrado lo suficiente en el país como muchos esperaríamos, lo que representa una llamada de atención para todo el sector. Haciendo un recuento de los registros del 2007 al 2017, la penetración de los seguros en el país sólo ha incrementado un 0.6 puntos porcentuales en todo ese período. Estas cifras revelan la falta de una cultura de prevención en México. Los seguros juegan un papel crucial, no solo en la protección del bienestar y patrimonio de la población, sino en la salud económica de un país y su madurez en cuanto inclusión financiera. Ante un siniestro, no contar con un seguro impacta de manera directa en las finanzas de los involucrados, así como en la cantidad de recursos públicos que el gobierno destina a las acciones para contrarrestar, por ejemplo, daños a bienes del patrimonio público o salvaguardar la seguridad e integridad de la población. Un análisis compartido por INTERprotección, el broker mexicano experto en corretaje de seguros, reaseguro y fianzas, arroja que el 50% de las personas que se ven involucradas en un accidente vial son hospitalizadas y no cuentan con un seguro, lo que resulta en la adquisición de una deuda que frecuentemente es 100% mayor a su ingreso mensual. “Nuestro análisis a carteras de daños indican que las pérdidas en siniestros donde no se contaba con un seguro han incrementado un 20% en los últimos 27 años. A lo largo del tiempo, el costo de no estar asegurado es un escenario que no puede ser ignorado, sumado a los años atípicos de eventos catastróficos, que han tenido mayor impacto generalizado”, comentó Francisco Xavier Casanueva, Presidente Ejecutivo de INTERprotección. La estabilidad y bienestar de una familia o una empresa puede verse seriamente comprometida cuando un siniestro se presenta y no se cuenta con algún instrumento de protección. Otra consecuencia es el impacto que tiene en el gasto público. Aún cuando el gobierno cuenta con presupuestos específicos para afrontar emergencias, una mayor penetración de los seguros daría la oportunidad de destinar esos recursos a otras acciones también prioritarias. Pongamos como ejemplo el sismo del 2017 en la CDMX, en donde el gobierno informó que dejó una valuación de daños por $38,159,000,000, de los cuales sólo el 41% del monto dañado estaba asegurado (ya que, en su mayoría, los seguros eran de grandes empresas). Pero si consideramos los daños sufridos a casas habitación, tan sólo en la Ciudad de México, se registraron 3,043 inmuebles afectados por el sismo del 19 de septiembre, de los cuales sólo el 13% contaba con un seguro para vivienda que cubriera estos daños, siendo tres cuartas partes de estos consecuencia de créditos hipotecarios. Esto es una llamada de atención sobre la falta de cultura del seguro que no hay en la población, al creer que un seguro de vivienda es costoso o difícil de conseguir. Para INTERprotección, los obstáculos más comunes para que un seguro no sea adquirido, son los siguientes: Falta de conocimiento de los distintos tipos de seguro que existen, sus opciones de cobertura y los precios de cada uno, que en ocasiones no son elevados. La percepción de los seguros como un gasto innecesario en lugar de una inversión y ahorro. No hay una educación financiera para conocer y usar los distintos instrumentos que existen para proteger un patrimonio. La ausencia de una cultura de prevención así como la falta de sensibilidad ante los riesgos existentes y a sus posibles consecuencias, hasta que se vuelven una realidad. Falta de claridad en la venta de seguros, para contrarrestar la imagen negativa que se tiene de ellos. Ante este panorama, la figura del broker emerge como un aliado, pues se trata de un grupo de profesionales que funciona como intermediarios entre las aseguradoras y los clientes. Un broker dedica el tiempo necesario para conocer a sus clientes y comprender la naturaleza de sus necesidades y posibilidades para poder ofrecerles distintas soluciones, convirtiéndose así en sus asesores personales. “La experiencia y liderazgo de INTERprotección hacen posible que comprendamos y empaticemos con las inquietudes de los mexicanos, ofreciendo soluciones puntuales y estratégicas. Esto se traduce en un respaldo único que les da la oportunidad de vivir sin preocupación los riesgos necesarios para ser quienes quieren llegar a ser”, agregó Casanueva. |