El 76 % de los líderes de RRHH considera que, sin IA, sus organizaciones perderán ventaja competitiva en menos de dos años.Por ello, diseñar una política interna clara puede marcar la diferencia entre innovar con impacto o escalar un problema invisible. |
Ciudad de México, julio de 2025 ― La inteligencia artificial (IA) es una realidad operativa que transforma de raíz el mundo del trabajo, y cuya adopción avanza más rápido que su regulación. En este escenario, áreas como Recursos Humanos (RRHH) son claves para establecer límites claros en las organizaciones, antes de enfrentar dilemas éticos, legales o reputacionales que afecten las operaciones y la marca empleadora.De hecho, casi 4 de cada 10 empresas estarán en desventaja en los próximos 2 años si no adoptan soluciones de IA, como la generativa, de acuerdo con proyecciones del sector. El “Market Research 2025” de Pandapé revela que para el 34 % de las empresas, esta herramienta y la automatización de los procesos de RRHH es una de las principales tendencias que marcarán el futuro laboral en México y Latinoamérica.Para Haydeé Jaime, Haydeé Jaime, Content Strategy Manager de Pandapé, “La verdadera urgencia no está en usar IA, sino en hacerlo con estructura y responsabilidad. Sin reglas claras, la automatización puede amplificar sesgos o vulnerar datos personales, por lo que es necesario diseñar una política interna bien clara, que priorice el equilibrio. la transparencia y el bienestar de los colaboradores. La IA puede hacer más eficientes los procesos de talento, pero su implementación necesita reglas muy claras”. 1. Identificar los riesgos y desmitificar la tecnologíaEl primer paso es distinguir lo que la IA realmente puede hacer en RRHH de los mitos que la rodean. Automatizar tareas como redactar descripciones de puesto o enviar notificaciones es útil. Pero permitir que un algoritmo filtre candidatos sin supervisión o analice emociones en entrevistas puede derivar en decisiones sesgadas o poco éticas.Las organizaciones deben alinear a RRHH, TI, Legal y Cumplimiento para auditar cada herramienta. Por ejemplo, un chatbot para responder dudas frecuentes representa una mejora en eficiencia. Sin embargo, usarlo para evaluar desempeño sin intervención humana puede cruzar una línea riesgosa. 2. Definir principios claros y límites prácticosToda política de IA debe establecer qué datos pueden usarse, cómo se protege la privacidad de los colaboradores y qué procesos requieren revisión humana obligatoria. La IA puede ayudar a estructurar planes de carrera o identificar habilidades emergentes, pero no debe reemplazar el acompañamiento de líderes o responsables de área. “Lo tecnológico no debe anular lo humano. La IA es una aliada para generar rutas de desarrollo o detectar brechas de talento, pero siempre debe operar con una brújula ética. Hay herramientas que sugieren despidos o promociones. Si no hay contexto, puede ser injusto para quienes están detrás de esos datos”, agrega Haydeé Jaime.En México, además, donde fenómenos como el ghosting laboral afecta a poco más del 48 % de los reclutadores, la IA puede agilizar el contacto con candidatos. Pero incluso esos procesos deben ofrecer empatía y claridad, y no solo velocidad. 3. Evaluar impacto, revisar y comunicarUna política de IA efectiva no es un documento estático. Debe adaptarse a nuevos usos, riesgos emergentes y aprendizajes del día a día. Las organizaciones deben medir el impacto de estas herramientas en la equidad, la eficiencia y la experiencia del talento, y ajustar sus parámetros conforme evoluciona el entorno.Además, es clave comunicar los cambios de forma transparente a todo el equipo. Informar cómo se usa la IA desde RRHH, qué decisiones se automatizan y cuáles siguen en manos humanas ayuda a reducir la incertidumbre y fomenta una adopción más ética y participativa. Esta práctica genera confianza interna y protege la reputación externa.“Una Inteligencia Artificial sin supervisión es como una caja negra. Y lo que hoy parece una solución, mañana puede ser una crisis de reputación en la empresa. Evaluar, escuchar al equipo y ajustar continuamente es parte de una política inteligente. En un mercado donde los trabajadores priorizan el bienestar y la cultura organizacional, la ética tecnológica ya no es opcional, es estrategia”, concluye Haydeé Jaime. |