jueves, abril 25, 2024
Estilo de Vida

Ningún análisis por sí solo puede determinar si un paciente tiene la enfermedad de Parkinson

  • La enfermedad no tiene cura. Sin embargo, los medicamentos pueden ayudar a controlar los síntomas y en algunos casos avanzados, se puede recomendar una cirugía.
  • Expertos recomiendan acudir con un especialista acompañado de un familiar o amigo, y llevar una lista de los síntomas manifestados en el paciente, los medicamentos que consume e información personal relevante.

Ciudad de México, de abril de 2018.- “No existe ningún análisis que por sí solo sirva para diagnosticar la enfermedad de Parkinson, sino que el diagnóstico se establece según los antecedentes médicos y los síntomas del paciente, así como el examen neurológico y el físico”, explicó el Dr. J. Eric Ahlskog, experto en Neurología de Mayo Clinic. “En caso de dudas, lo razonable es buscar una segunda opinión con un neurólogo especializado en la enfermedad”.

La enfermedad de Parkinson es un trastorno progresivo del sistema nervioso que afecta el movimiento. En las personas que padecen esa enfermedad, ciertas células nerviosas del cerebro, llamadas neuronas, mueren de forma gradual.

A mi madre la acaban de diagnosticar la enfermedad de Parkinson, pero no tiene muchos síntomas. Me gustaría buscar una segunda opinión. ¿Existe algún análisis de sangre capaz de determinar si el diagnóstico es exacto?

La presencia de síntomas en los pacientes es muy diversa. Muchos de los indicios de la enfermedad de Parkinson se relacionan con la pérdida cerebral de neuronas, las cuales producen una sustancia química llamada dopamina. La pérdida de la dopamina puede conducir a una sintomatología variada, muy distinta de una a otra persona. Por demás, teniendo en cuenta que es una enfermedad que se desarrolla lentamente, en las primeras etapas los síntomas pueden ser muy leves y apenas notorios y variar con el transcurso del tiempo.

Aproximadamente 80% de las personas con la enfermedad de Parkinson presenta algún tipo de temblor (o sacudidas) en una de las extremidades y lo usual es que primero afecte la mano o los dedos. Con el tiempo, los movimientos rápidos suelen dificultarse y se produce rigidez muscular, lo que restringe la amplitud de movimiento y, a veces, causa dolor. Eso puede llevar a que la persona camine arrastrando los pies y con pasos cortos. Además, lentifica las tareas cotidianas, como levantarse de una silla, escribir o vestirse. Algunos pacientes desarrollan una postura encorvada y sienten inestabilidad.

La enfermedad de Parkinson normalmente altera la espontaneidad y normalidad de los movimientos corporales, tales como parpadear, sonreír o balancear los brazos al caminar. La pérdida de la dopamina que se produce puede, a veces, desencadenar trastornos del sueño, ataques de pánico, ansiedad o insomnio.

“Los neurólogos buscan esos síntomas cuando creen que se encuentran ante un diagnóstico de enfermedad de Parkinson”, explicó el Dr. Ahlskog. Pese a que tal vez se recomiende hacer estudios por imágenes del cerebro o análisis de sangre, por lo general el diagnóstico se establece en base a las características identificadas en el consultorio médico. Cuando en la evaluación inicial, el proveedor de atención médica sospecha mucho que el paciente sufre la enfermedad de Parkinson, posiblemente le recete carbidopa y levodopa, fármaco combinado que ayuda a reemplazar la dopamina en el cerebro.

Cuando los síntomas de la persona mejoran considerablemente al tomar la combinación de carbidopa y levodopa, eso suele ser una clara señal de que los síntomas son producto de dicha enfermedad. Sin embargo, los cambios no ocurren en cuestión de uno o dos días, sino que el máximo efecto se consigue cuando la persona toma la dosis correcta del medicamento durante un período prolongado de tiempo.

En quienes la enfermedad está completamente desarrollada, es fundamental establecer un diagnóstico exacto que lleve a la dosis adecuada de la combinación de carbidopa y levodopa. En la mayoría de los pacientes, el tratamiento también abarca un programa de ejercicio para mejorar el estado físico, la fuerza muscular, la flexibilidad y el equilibrio.

“A pesar de que no haya cura para la enfermedad de Parkinson, en la mayoría de los casos es posible controlar bien tanto la enfermedad como sus síntomas, a fin de que los enfermos puedan continuar participando en actividades y llevando una vida plena”, aclaró el experto.

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